14 de octubre de 2010

Chile y mucho mas


Antes de comenzar el relato de mi nuevo post en este blog, quiero dejar clara mi posición:

<Estoy muy emocionada por el rescate heroico de los 33 mineros atrapados hace unos meses a 622 m. de profundidad en una mina en Chile>



Todo comenzó así:  “Un grupo de 33 mineros quedó atrapado el pasado 5 de Agosto en una mina de Copiapó, en Chile, tras un derrumbe en el yacimiento San José”

Todos los medios de comunicación de Chile y del mundo entero, se hicieron eco de esta desastrosa noticia, y ha sido todo un seguimiento mediático a la altura de un mundial de futbol.

Se pusieron en marcha todos los recursos necesarios, sin reparar en el gasto económico (como no podía ser de otra manera, 33 vidas estaban en juego), con el despliegue de maquinarias, grúas, voluntarios y cooperantes, trabajadores, especialistas…., para el rescate de estos 33 mineros, que por menos de 500€ mensuales, ponen en riesgo cada día sus vidas por dar de comer a sus familias.

Ahora bien, y aquí viene la cuestión… no es mejor prevenir que curar???

Con “políticas de prevención” y no con “políticas de curación”, los resultados obtenidos, a parte de mucho mas económicos, son mas efectivos y nos lamentamos en menos ocasiones.

Según se ha publicado, la cifra total de gastos está entre 10 y 20 millones de dólares: un tercio ha sido aportes voluntarios de muchas empresas (privadas), los otros dos tercios los ha asumido el Estado chileno y en parte Codelco (Corporación Nacional del Cobre, ndr.).
Un importe muy considerable en su cantidad y en su fin, ya que el rescate de vidas humanas no tendría que valorarse según el coste del mismo, sino ver el fin último, salvar vidas humanas.
Ahora bien, si se hubieran aplicado “políticas preventivas”, políticas en las que se vaya por delante de los desastres, políticas que se preocupen por la adecuación de la seguridad ciudadana, estas políticas tan en auge (ley de prevención de riesgos laborales a nivel empresarial) que no solo previenen posibles accidentes, sino que asumirlos es muchísimo menos costoso que prevenirlos, no estaríamos hablando de esto, sino de que el otoño ya ha comenzado.

El gasto que el presidente Chileno, Santiago Piñeira, tenía que haber hecho efectivo para prevenir este desastre del que todos estamos informados, hubiera sido menos de un 10% de lo invertido en realidad.  Y no solo hubiese ahorrado dinero, sino que se hubiesen ahorrado tan malos momentos como han pasado los 33 mineros atrapados, sus familiares y amigos, y el resto de la humanidad que nos hemos sentido sobrecogidos por lo acontecido.

En el mundo, mueren 95890 personas al día de hambre. Y seguro que el % destinado por Chile a la erradicación de esta lacra mundial es inferior a lo invertido en el rescate de 33 vidas humanas.

Como he dicho antes, todo este sufrimiento se podría haber ahorrado, y del gasto económico en prevenir el desastre se hubieran beneficiado mas trabajadores, los posibles mineros que en años posteriores hubieran trabajado en estas minas. Con el dinero restante, se hubieran apoyado proyectos que luchan ante la muerte de miles de personas en todo el mundo por inanición, muerte dura donde las haya.

A pesar de todo, el daño ya está hecho.  Solo podemos felicitar a los 33 mineros rescatados por volver a nacer, a sus familiares que tienen el lujo de volver a abrazar a sus mas queridos, a todos los efectivos en la realización pronta y exitosa del rescate, a todos los cooperantes físicos y económicos que han aportado su tiempo y dinero, y como no decirlo, a Chile, por su dedicación en el caso.,

Y como nota de interés agradable a esta reflexión, puedo concluir con una buena noticia, los 33 mineros no solo han sido rescatados con vida en tiempo record, sino que no han perdido el sentido del humor, según se ha publicado, los mineros se peleaban por salir en último lugar, ya que el último en salir tendrá el record de ser la persona que más tiempo ha sobrevivido bajo la tierra.

Volver a nacer es un privilegio que no todo el mundo vamos a tener la oportunidad de gozar.

ENHORABUENA. 

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