7 de marzo de 2011

Pero seguí... amando

(para escuchar la canción mantén presionado ctrl y pincha LEONA LEWIS )

POR LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
POR LA IGUALDAD ENTRE HOMBRES Y MUJERES

"Vengo desde el ayer, desde el pasado oscuro y olvidado,
con las manos atadas por el tiempo, con la boca sellada desde épocas remotas.

Vengo cargada de dolores antiguos, recogidos por siglos,
arrastrando cadenas largas e indestructibles.

Vengo desde la oscuridad, del pozo del olvido.
Con el silencio a cuestas, con el miedo ancestral que ha corroído mi alma desde el principio de los tiempos.

Vengo de ser esclava por milenios, esclava de maneras diferentes:
Sometida al deseo de mi raptor en Persia, esclavizada en Grecia bajo el poder romano,
convertida en vestal en las tierras de Egipto, ofrecida a los dioses en ritos milenarios,
vendida en el desierto o canjeada como una mercancía.

Vengo de ser apedreada por adúltera en las calles de Jerusalén
por una turba de hipócritas, pecadores de todas las especies
que clamaban al cielo mi castigo.

He sido mutilada en muchos pueblos para privar mi cuerpo de placeres
y convertida en animal de carga, trabajadora y paridora de la especie.

Me han violado sin límite en todos los rincones del planeta
sin que cuente mi edad madura o tierna o importe mi color o mi estatura.

Debí servir ayer a los señores, prestarme a sus deseos,
entregarme, donarme, destruirme, olvidarme de ser una entre miles.

He sido barragana de un señor en Castilla, esposa de un marqués
y concubina de un comerciante griego, prostituta en Bombay y en Filipinas
y siempre ha sido igual mi tratamiento.

De unos y de otros siempre esclava, de unos y de otros dependiente,
menor de edad en todos los asuntos, invisible en la historia más lejana
y olvidada en la historia más reciente.

Yo no tuve la luz del alfabeto.
Durante largos siglos aboné con mis lágrimas la tierra que debí cultivar desde mi infancia.

He recorrido el mundo en millares de vidas que me han sido entregadas una a una.

Y he conocido a todos los hombres del planeta.
Los grandes y pequeños, los bravos y cobardes,
los viles, los honestos, los buenos y los terribles.

Jamás se permitió que yo escogiera el rumbo de mi vida.
He caminado siempre en una disyuntiva, ser santa o prostituta.

He conocido el odio de los inquisidores que a nombre de la santa madre iglesia
condenaron mi cuerpo a su servicio y a las infames llamas de la hoguera.

Me han llamado de múltiples maneras:
bruja, loca, adivina, pervertida, aliada de Satán, esclava de la carne,
seductora, ninfómana, culpable de los males de la tierra…

Pero seguí viviendo, arando, cosechando, cosiendo, construyendo,
cocinando, tejiendo, curando, protegiendo, pariendo,
criando, amamantando, cuidando y sobre todo…  amando.

He poblado la tierra de amos y de esclavos, de ricos y mendigos,
de genios y de idiotas, pero todos tuvieron el calor de mi vientre,
mi sangre y su alimento y se llevaron un poco de mi vida.

Después fui costurera, campesina, sirvienta, labradora,
madre de muchos hijos miserables, vendedora ambulante, curandera,
cuidadora de niños o de ancianos, artesana de manos prodigiosas,
tejedora, bordadora, obrera, maestra, secretaria, enfermera…

Siempre sirviendo a todos, convertida en abeja o sementera,
cumpliendo las tareas mas ingratas, moldeada como cántaro,
por las manos ajenas.

Y un día me dolí de mis angustias, un día me cansé de mis trajines,
abandoné el desierto y el océano, bajé de la montaña,
atravesé las selvas y confines y convertí mi voz dulce y tranquila,
en bocina del viento, en grito universal y enloquecido.

Y convoqué a la viuda, a la casada, a la mujer del pueblo,
a la soltera, a la madre angustiada, a la fea, a la recién parida,
a la violada, a la triste, a la callada, a la hermosa, a la pobre,
a la afligida, a la ignorante, a la fiel, a la engañada, a la prostituida…

Vinieron miles de mujeres juntas a escuchar mis arengas,
se hablo de los dolores milenarios, de las largas cadenas
que los siglos nos cargaron a cuestas.

Y formamos con todas nuestras quejas un caudaloso río que empezó a recorrer
el universo ahogando la injusticia y el olvido.

El mundo se quedó paralizado, los hombres y mujeres no caminaron,
se pararon las máquinas, los tornos, los grandes edificios y las fábricas,
ministerios y hoteles, talleres y oficinas, hospitales y tiendas, hogares y cocinas…

Las mujeres, por fin lo descubrimos.
¡Somos tan poderosas como ellos y somos muchas más sobre la tierra!
¡Más que el silencio y más que el sufrimiento!
¡Más que la infamia y más que la miseria!

Que este canto resuene en las lejanas tierras de Indochina,
en las arenas cálidas de África, en Alaska y América Latina,
llamando a la igualdad entre los géneros a construir un mundo solidario,
distinto, horizontal, sin poderíos, a conjugar ternura, paz y vida,
a beber de la ciencia sin distingos."





Fue en la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, reunida en Copenhague, cuando se proclamó el “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”.

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